sábado, 31 de julio de 2010

Open your heart to the darkness

Yo, luz.
Tú, oscuridad.

Dicen que si me voy contigo, ángel negro, perderé la luz de mis ojos. Pero...¿de que me sirve la luz si ya no tengo corazón? Te has llevado mi corazón a la oscuridad, porque vives sumergido en ella y mi corazón está allí donde estás tú.

Luz... Si la luz significa perderte, entonces no la quiero.

No tendré frío, porque me abrazarás en medio de las tinieblas y el silencio y tu cálida piel será mi bálsamo, el consuelo de mi alma.
No tendré miedo, porque tus brazos rodearán mi cuerpo y me mantendrán viva, nerviosa por el contacto, con el corazón a mil y no podré sentir ningún tipo de temor.
No desearé el poder, porque tú eres lo que más quiero y ya te tendré.

Sueñas con la luz, ángel negro, la alabas, la recuerdas, pero tu elemento siempre será la oscuridad.
Y yo iré a buscarte, aunque estés tan lejos que no pueda verte o aunque tus ojos estén cubiertos de lágrimas y seas tú el que no me vea.

¿Qué piensas, ángel negro? Nunca he sido capaz de ver en tu alma. Pero sí sé de que está hecha.

Tu alma es música, música como la que tanto amas. Acordes increíblemente bellos, que quiero escuchar siempre. Acordes algo más desajustados, pero que finjo no oír. Cuando tocas, quiero que se pare el tiempo. Y si te equivocas, sonrio un poquito, pero no digo nada, porque somos tan frágiles...

Almas de cristal

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