4-5-09

Encendí el ordenador. Estaba aterrada, pero no podía más. Necesitaba saber, saber si era verdad, si todo eso que la gente decía era cierto, si mis sospechas y mis peores temores se habían hecho realidad o seguían siendo eso, sospechas y temores. Pequeños iconos en la barra de herramientas. Sólo me importaba uno. Mi madre de fondo protestando porque no había tocado la fideuá. Qué tontería, como si pudiese comer algo. Aparte, mi madre sabía perfectamente que yo odiaba la fideuá. Pinché. Ventanaazul cielo, con un muñequito verde. Escribir una dirección de hotmail diferente a la mía. La de C. La única dirección que tenía que me podía dar respuestas, respuestas que necesitaba más que respirar. Contraseña que sabía, ella misma me la había dado. La espera. Nunca un "iniciando sesión" se me había echo tan eterno. Contactos en verde, en rojo, en gris. Busqué el de ella, a la que tanto odiaba. Busqué el de él, al que tanto amaba. Pero no me dió tiempo a más. Una ventana de conversación, un mensaje enviado anteriormente se abrió. Mi respuesta.

"Amor, ¿por qué no quieres que le diga a nadie que A está saliendo con G?"

Las palabras. Las palabras que tanto temía. Allí estaban. Brillando sin piedad en la pantalla. Matándome lentamente. Efectivamente, era verdad. La persona que yo más quería estaba con la que yo más odiaba. Finalmente, se había cumplido el sueño de mi persona especial. Volver con ella. Y yo no podía sentirme más desgraciada. Pero no podía vivir en la ignorancia. Necesitaba saber. Que ahora la iba a besar a ella, iba a pensar en ella, a reír con ella, a vivir con ella. Necesita saber que yo no significaba nada.

No pude hacer otra cosa que llorar. Llorar como no había llorado nunca. Había más frases, pero no pude leerlas. Cerré la ventanita y el messenger después. Ya tenía mi respuesta. Sí, era cierto.

Nunca más volví a llorar como entonces. Una lágrima, dos...Pero ese día lloré tanto por mi causa perdida que desde entonces, no puedo llorar. No como ese día.